Un cuento de Año nuevo
Ni bien la familia se va al festejo un sapo cae en la vasta pileta de la casa. Nada y nada, nada y nada y no puede llegar a los bordes para salir porque no puede saltar tan alto desde el agua. Es anfibio, puede resistir. Y va a resistir toda la noche nadando en ese cuadrilátero. Cuando la familia vuelve, llega el dueño de casa, completamente borracho y lleno de comida hasta el cogote, al ver el sapo en el agua no puede dejar de sonreír, por la metáfora que se le presenta de comparar la vida del animal en la pileta con la vida del hombre en el mundo. Claro: podés resistir, podés incluso flotar pero no vas a salir y tampoco vas a flotar por mucho tiempo... se ríe solo el tipo, socarronamente, Aunque no es gracioso para nada, mientras empuña el celular para firmarlo y hacer un reel para divertirse con sus amigos. Al mismo tiempo, con la otra mano busca el bichero que está apoyado contra la pared al lado del asador para salvarle la vida al animal. Mientras tanto, los chicos ya están en sus piezas con sus celulares y su esposa en la habitación matrimonial se quita trabajosamente las sandalias de verano sabiendo con certeza que esa noche, naturalmente, no habrá acción. Tampoco ella quiere tal vez ya se ha olvidado. El tipo en pedo maniobra el bichero y el celular en el borde de la pileta, pisa mal y se cae al agua. El primer chorro de agua le entra por la nariz y comienza a toser abajo del agua. Entonces el agua y el aire entran a la vez en su garganta provocándole un espasmo. No obstante se puede mover pero el palo del bichero se le enredó en la camisa abierta que tenía por todo lo que comió. Porque comió como un cerdo. La mujer escucha el chapoteo desde la habitación de arriba del dúplex... "Se tiró al agua el pelotudo, siempre hace lo mismo". El tipo hace fuerza con los brazos y parece que chapotea pero se ahoga. Se está ahogando. El oleaje hace que el sapo salga despedido hacia arriba, cayendo en la baldosa colindante con el agua. Con sus graciosos saltitos se pierde en el pasto. Grita el tipo abajo del agua. El iPhone 14 ya murió. Traga agua y cada vez puede hacer menos fuerza. El palo del bichero enrollado en la camisa hace que se dé vuelta con la última fuerza y da con el tabique de la nariz en el borde del escalón de la pileta. Sangra. Ahora todo está quieto. Boca abajo en el agua. La mujer aún está viendo en el celular las fotos que le van enviando del festejo de año nuevo. Los niños, molidos, ya duermen. Es de noche otra vez.
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